Consejos para preparar tus finanzas frente a la temida recesión

 

Consejos para preparar tus finanzas frente a la temida recesión






El siglo XXI se ha convertido en una sucesión de crisis económicas. Después de la Gran Recesión causada por la crisis financiera de 2008, la crisis del euro, la crisis del ladrillo y luego las consecuencias causadas por la pandemia de coronavirus. 
 
Hoy, las principales economías nacionales  enfrentan  una inflación que no se había visto en décadas debido a las medidas de estímulo del banco central en los últimos años, el auge de las materias primas y la complejidad de la cadena de suministro. Esto trajo de vuelta la idea de una recesión  a los titulares y los temores de otra crisis de varios años. 
 Entre las economías nacionales, el miedo siempre está presente. El “abrocharnos el cinturón” y el “vivimos por encima de nuestras posibilidades” quedan en el imaginario colectivo como fórmulas oscuras. 
 
Los recuerdos del alto desempleo y las ejecuciones hipotecarias que ocurrieron hace poco más de una década todavía están frescos en la memoria. Pero los expertos señalan que hay formas de prepararse financieramente para una nueva recesión económica. 

1. Reduce tu deuda 
La Reserva Federal de EE. UU. ha elevado las tasas de interés en 75 puntos básicos en lo que va del año, mientras retira otras medidas de estímulo de la economía. El Banco Central Europeo podría desencadenar una subida de  tipos en unos meses, lo que afectará a tu deuda futura. 
Con la gran cantidad de bancos de hoy, puede cancelar algunas de sus tarjetas de crédito con tasas de interés altas y cambiar a otras tarjetas con tasas de interés más bajas. O tal vez le interese adelantar los pagos de su hipoteca, especialmente si tiene tasas variables. Se trata de llegar al posible bajón con las menores comisiones posibles. 
sus. 

2.Reducir costos innecesarios 
Con eso, es hora de considerar sus gastos habituales, como  suscripciones a servicios de transmisión, que podría estar usando menos. Además, buscar alternativas a lo que tienes contratado en otros servicios, como  suministros, puede ahorrarte unos cuantos dólares al mes que, en el futuro, pueden ser la diferencia entre un final de mes  positivo o  negativo. 
Además, este es un momento en el que tienes que pensar especialmente en comprometerte con grandes gastos, y evaluar exactamente lo que necesitas si son inevitables. Las cuotas te animan a hacer estas inversiones, como un electrodoméstico grande, un coche o una casa, pero se convierten en un estorbo cuando tus ingresos bajan de forma inesperada. 

3. Crea un "búfer" guardando automáticamente 
Ante el temor  de que esto pueda reducir los ingresos, nada mejor que tener un "colchón" de ahorro para mantener la calma. Los expertos recomiendan ahorrar entre el 10 y el 20 por ciento de sus ingresos mensuales, pero los bajos salarios y el aumento del costo de  vida, especialmente a la luz de la inflación actual, le dificultan gastar una parte de sus ingresos. Sin embargo, vale la pena considerar de manera realista si  una pequeña parte de eso se puede guardar para el futuro.  
 En este sentido, lo más útil es comprometerse  con una transferencia mensual automática  entre cuentas. De esta forma, esta pequeña cantidad pasará de la cuenta donde recibes tu nómina a tu cuenta "colchón" sin que tengas que hacer nada. La mayoría de los bancos permiten esta gestión automática de  transferencias. Y si al mes has ahorrado un poco más, siempre puedes aportar este adicional a tu cuenta como respaldo. 
 
4. Invierte sin emoción y con propósito 

A  la larga, el mercado de valores siempre sube. O eso dice la tradición popular. Cuando nuestra situación financiera es estresante, tendemos a revisar nuestras inversiones con más frecuencia  y esta ansiedad puede llevarnos a tomar malas decisiones a mediano y largo plazo. . Lo mejor es ignorar estas emociones y ceñirse a (o crear) una estrategia de inversión que se ajuste a su perfil de riesgo. Muchos bancos ya ofrecen un servicio de inversión automatizado para esto, aunque a cambio de una comisión. Si no, siempre puedes establecer mecanismos para no perder demasiado de lo que has invertido, como topes de protección.  

5. Planificación y presupuesto 
Lo que todos estos factores tienen en común es una decisión fría, reflexiva y organizada. Para ello, lo mejor es presupuestar lo más cerca posible de lo planificado, donde tengamos en cuenta  gastos inevitables y recurrentes, como  facturas o hipotecas, y otros elementos relacionados con el consumo diario, además de las pequeñas tasas de ahorro.  
 En este sentido, cabe señalar que no nos enfrentamos a los mismos costes recurrentes todos los meses, y esto es algo que también se debe tener en cuenta y dejar por escrito. Tal vez tendrá que pagar su factura de servicios públicos cada dos meses, o el próximo mes tendrá que pagar su seguro de hogar o la factura de basura de su ciudad. O quizás tengas que pasar la ITV en unos meses o afrontar una compra de libro escolar en septiembre. Cuanto más claro sea sobre sus gastos reales cada mes, menos miedo y menos riesgo para su economía nacional.

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